11 de diciembre de 2009

asiste fito páez a estreno de Las manos al piano

Fito Páez estaba en la fila trasera. Fernando Rubio y Gastón Pauls en la delantera a la mía. Director y productor escuchaban al cantante revivir cada secuencia reproducida en la pantalla grande del cine La Rampa. También todos los asistentes.

Las risas en las escenas más íntimas o los comentarios de regocijo cuando algún familiar aparecía en las imágenes, se escuchaban detrás de mi asiento. Es que se creó un feliz estancamiento del tiempo el martes último, con el documental que rememora un singular momento en la vida creativa de Fito Páez.

Y es así como se devela Las manos al piano, un material que captó al artista justo cuando concebía canciones y las hacía acompañar de los acordes de un piano, para que todas ellas formaran parte de un disco titulado Rodolfo.

El documental, que se estrena en el 31 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, penetra, en sus 75 minutos de duración, en la relación de Fito con el piano, un instrumento esencial en su formación como músico.

«Fue mi primer amigo», dijo frente a la cámara Páez sobre el Foster que había en su casa, y nos deja con esa sensación de que quizá sea este filme una reverencia a tantos años juntos.

Pero el propósito fue aún mayor para el director y el staff. Se trató de ilustrar cuánto ha marcado la música en la vida del autor de 11 y 6 y Yo vengo a ofrecer mi corazón. Las imágenes muestran las influencias que encontró el artista en los discos de acetato que coleccionaba su padre, la siempre presente historia de su madre en la música, y las clases de su maestro y vecino.

«La verdad es que las canciones crearon una gran intimidad y Fernando se integró cuando todavía no las había terminado. Hay una cosa muy curiosa que pasó (con el rodaje): las luces prendidas. Parecía un hospital más que una sala de grabación. Pero fue la convención que establecimos desde el comienzo, y nunca nos molestó», relató Páez.

Fito no había llegado tan lejos en el cine. Al menos no para protagonizar su propia historia. Para ello Fernando Rubio logró sumar en ese relato a la familia del cantante, y sorprende cómo esos «actores» que toman parte en la vida del intérprete, reproducen detalles personales del artista a través de fotografías y del ejercicio de la memoria.

Fernando define esta película como «el ensayo de un hombre sobre otro». Y deja claro en las secuencias, su admiración por la obra del conocido cantante argentino, porque para él ha sido la música, a través de las imágenes, las que han condensado al hombre.

Y en ello el actor Gastón Pauls coincide. Está muy orgulloso de que el documental haya pasado «por sus ojos» y de haberlo producido. Espera que la cinta tenga un largo recorrido. Mientras, le emociona que sea disfrutado en La Habana, el lugar adonde Páez siempre ha acudido para exhibir sus películas anteriores.

Me resisto a ver a Las manos... solo como la filmación del proceso creativo de un fonograma, que le ocupó a su protagonista alrededor de diez meses —entre junio de 2007 y marzo de 2008.

Aunque Fito siempre diga que su arte continúa y que se le verá musicalmente en el CD Confiá —que ya edita—, o en la gira que iniciará en marzo venidero por toda América y parte de Europa; Las manos al piano es un documental que dibuja al músico en un período de tiempo tan importante, que se nos hace una imagen eterna.

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar