Anoche el Teatro Gran Rex fue testigo de un nuevo encuentro entre dos grandes del rock nacional.
Charly García visitó a Fito Páez en el marco de su primer show "Fito al Piano".
Por la tarde, la productora que promociona sus conciertos, emitió un comunicado desmintiendo la presencia de García en un festival de esa ciudad norteamericana.
Anoche el Teatro Gran Rex fue testigo del encuentro entre dos grandes del rock nacional. Charly García visitó a Fito Páez en el marco de su primer show "Fito al Piano". De llamativo traje violeta el bicolor irrumpió en el escenario para brindar junto al rosarino una celebrada versión de "El Fantasma de Canterville".
Previamente, en horas de la tarde, desde las oficinas de la productora JA! se difundió a los medios el siguiente comunicado de prensa: “Por medio de la presente, informamos a los medios de comunicación y opinión pública que CHARLY GARCIA NO ACTUARA EN EL ROLA MUSIC FEST DE LA CIUDAD DE MIAMI.
De manera incorrecta y sin autorización del artista el concierto está siendo anunciado para el día Sábado 12 de Noviembre de 2011. Lamentamos los inconvenientes que esta falsa información pueda llegar a ocasionar”, concluye el comunicado.
NUEVA YORK.- El recital de Andrés Calamaro en Nueva York de anteanoche tuvo tres tercios definidos: una primera parte sobria y algo aburrida, una segunda chispeante y encantadora, y una tercera borracha y papelonera, en la que Calamaro terminó con los pantalones en las rodillas y tirado en el piso, improvisando boca abajo una versión chapurreada de "Que me pisen", de Sumo.
Un rato antes, Calamaro había consultado con las 1200 personas que habían llenado el teatro Irving Plaza si debía seguir tomando tequila o si debía parar. Quiso que la gente aplaudiera un supuesto "tequilómetro" contra otro "glamurómetro". Explicó: "Si aplauden fuerte al glamurómetro, entonces quiere decir todavía estamos en buen estado y podemos seguir tomando tequila". Pero el público, como el de cualquier recital, aplaudía todo, sin entrar en sutilezas. Calamaro leyó el resultado como una autorización a seguir tomando.
Es una pena que haya sido así, porque de ahí en más el recital, el tercero de su primera gira por Estados Unidos (esta noche toca en Miami), desbarrancó hasta perder casi toda su gracia. Los jóvenes y no tan jóvenes latinoamericanos que habían pagado 62 dólares para verlo -muchos argentinos, pero también muchísimos colombianos- mantuvieron su entusiasmo durante todo el set, pero después, en la vereda de la Calle 15 de Manhattan, mientras fumaban o se mostraban fotos recién sacadas, comentaban con divertida perplejidad la última media hora de Calamaro. Sobre todo comentaban el momento, durante "Crímenes perfectos", en el que el ex líder de Los Rodríguez se puso de espaldas, desabrochó sus pantalones, se encorvó hacia adelante y ofreció al público sus nalgas pálidas y huesudas. "¡Y peludas!", comentó Natalia, una admiradora colombiana.
No fue todo el tiempo así. Calamaro había arrancado el recital con "¿Quién asó la manteca?", más como un crooner que un rocker, protegido por un par de anteojos negros que no se sacaría nunca y vestido con un traje negro encima de camisa blanca y corbata negra. Así pasaron "Todavía una canción de amor" y "Alta suciedad". Calamaro modificaba las melodías, como recitándolas, pero también las achataba y las desafinaba, haciéndolas menos reconocibles. Sin la posibilidad de corear los himnos junto a su ídolo, el público, inquieto y expectante, tardó en despertarse.
Quien se despertó antes fue el propio Calamaro. Apareció una botella de tequila, de la que tomó un par de shots en un vasito de vidrio y que le dio la chispa necesaria a "Mi gin tonic", la primera canción de la noche en generar una verdadera temperatura de recital de rock. Acá comenzó el mejor tramo del concierto, con una versión power-ballad de "Media Verónica" y una versión blusera de "El tercio de los sueños". En este estado centelleante Calamaro cantó bien y con emoción "Estadio Azteca", el momento más alto del recital, con artista y público unidos, a grito pelado, cantando versos conmovedores.
Si en los primeros veinte minutos casi no había abierto la boca, en la última hora no paró de hablar. Lo hizo casi siempre con ironía, imitando el estilo engolado de un maestro de ceremonias. En ocasiones fue gracioso o sincero ("Estoy honrado de pisar el mismo escenario donde alguna vez tocaron Lou Reed y John Belushi"), pero más a menudo uno tenía la sensación de que Calamaro no sabía qué tan en serio tomarse el primer recital de su vida en Nueva York. Prefirió ser burlón y sarcástico, pero los exiliados treintañeros y cuarentones que habían ido ahí a recuperar algo de su juventud perdida, probablemente habrían preferido ver al Calamaro más melancólico y emotivo. Y habrían tenido razón: sin emoción -sin honestidad brutal-, Calamaro es la mitad de Calamaro.
En sus monólogos dedicó largos minutos a defender las corridas de toros, una de sus causas políticas predilectas, y a Carlos Tévez. Modificó la letra de "Maradona" para cantar: "No me importa en que lío / se meta Carlos Tévez". Cerca del final se enroscó en una interminable discusión sobre si las gaseosas dietéticas engordan más que las comunes. "Eso sería un problema para mí", dijo, yendo de un lado al otro del escenario. "Porque yo me bajo entre 5 y 10 Cocas light por día". Ante el despiste de la tribuna, AC hizo una pausa: "¿A qué venía todo esto?" Los de abajo, con los brazos cansados de sostener las camaritas, se preguntaban lo mismo.
Dos años pasaron desde En la vereda del sol, su segunda aproximación a clásicos del rock nacional. Y cinco desde Hija del rigor, su último disco con canciones propias. Fabiana Cantilo vuelve con temas nuevos: desde hoy se puede escuchar "Una vez más", el adelanto de su próximo disco.
"Una vez más" es el primer single de Ahora, el undécimo álbum de Cantilo, que verá la luz en noviembre.
La cantante eligió una balada mid tempo como primer corte, con una clásica historia de amor.
"No todo el disco habla de amor, pero también es imposible no hablar de él. Esta canción desnuda mi forma de amar. Intensa, sincera y peligrosa", dijo sobre el tema.
Hoy todas las guitarras están de luto La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas sólo puede pensar en la tuya, tal vez porque el barro tal vez porque este balcón donde te vi casi por última vez mira una nube de la forma y el color de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos Este balcón que se quedó esperando una charla unas palabras o un abrazo más que yá no llegará Luto también en las palabras habituadas como estaban a que les pusieras cascabeles guirnaldas asonantes o ruedas de tren apocalíptico caleidoscópicos ojos de fertil papel de tu prolífica pluma que suma y resta sílabas del metro patrón de las esferas apenas solas a solas penas Adiós que sea A-Dios a sus brazos a ese rincón de magia que seguramente Él guardará para los que se animan a jugar con los bloques con los que ha construido el mundo haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos donde el corazón se muestra y baila desafiando al vacio Adiós Mientras me duele el pecho te imagino en viaje por inmensidades más vastas que las del Capitán pero a diferencia de él sé que tendrás todos los tangos silbados al oído y nunca faltará un mate ni perfume a malvones En todos nosotros se queda un pedacito tuyo serás inspiración multiplicada por millares a lo largo de los años y lo ancho de las geografías Cambiaste nuestras vidas abriendole camino a la imaginación cantándole salvaje o dulcemente a los misterios que nos habitan al misterio que somos Adiós No me resigno a tener que decirlo Adiós mensajero del infinito