Calamaro es hoy una de las figuras más taquilleras, ya que él solo puede convocar multitudes y si no brinda conciertos en River Plate es porque prefiere un poco más de privacidad y el clima que da un espacio algo más chico como el club Ciudad de Buenos Aires donde brilló el domingo.
Pero además, Calamaro justifica sus pergaminos a la hora de analizar su carrera y revisar con pinzas toda su discografía: como solista grabó algunos de los mejores discos de los 80 (Nadie sale vivo de aquí) y volvió a repetir esa marca en los 90 con Alta suciedad y Honestidad brutal.
Como integrante de una banda lo hizo en los 80 con Los Abuelos de la Nada y lo reiteró en los 90 con Los Rodríguez, números uno en Argentina y en España, país donde le dieron un salto de calidad al rock ibérico. Pero estas condecoraciones corren más por cuenta de la gente que de las discográficas y la crítica, y el domigno Calamaro ganó una nueva medalla.
Acompañado por una banda muy ajustada conformada por tres guitarristas (Julián Kanevsky, Diego García y Galo Avello), además del bajista Candy Caramelo, el baterista Niño Bruno y el tecladista Tito Dávila, Calamaro sólo incluyó lo que hizo en los 90, dejando de lado su pasado como Abuelo de la Nada.
El show comenzó con “El Salmón” y siguió con “Los chicos”, “Tuyo siempre” y “Mi gin tonic”. Luego, “A los ojos”, tema de Los Rodríguez, provocó un sismo en Núñez.
La banda que acompaña a Calamaro se vincula con sus gustos musicales. Por eso no sorprende que su sonido remita tanto a The Band –que acompañó a Bob Dylan en los 70– como a los Crazy Horse de Neil Young.
Para “Elvis está vivo”, la banda sonó tremendamente rockera y Candy Caramelo se hizo cargo de algunas estrofas, mientras que el fantasma de Crazy Horse sobrevoló el estadio cuando “El día de la mujer mundial” se desparramó por los aires. Luego Calamaro se tomó una licencia en el medio del show cuando interpretó los tangos “Jugando con fuego” y “Los mareados”, en un estilo que la ortodoxia del género no perdonaría.
“Estadio Azteca” volvió a emocionar a la gente y “Te quiero igual” terminó con la banda repitiendo el “todo va a estar bien” del clásico del reggae “No woman, no cry”. “Alta suciedad” sonó muy rockera y la frase “Bob Marley está vivo y se fuma un porro conmigo” le dio paso a una festejada versión de “Flaca”. Para el cierre quedaron “Sin documentos” y “Canal 69” (ambas de Los Rodríguez) que precedieron al estallido emotivo que se dio con “Paloma”, la canción a la que el público convirtió en clásico y colocó al final de los bises en los recitales de Calamaro desde hace cuatro años.
Un rato antes, en el escenario principal, Los Auténticos Decadentes volvieron a demostrar que son una máquina de fabricar hits y una banda festivalera por excelencia, haciendo bailar a todas las almas presentes con sus clásicos “Vení Raquel” y “El murguero”
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