30 de enero de 2007

BIOGRAFÍAS

BIOGRAFÍA POR CLAUDIO KLEIMAN

La historia habla de un pibe de Rosario que nació en el ’63 y desde un principio la tuvo clara: iba a ser músico. Y vaya si lo consiguió. Antes de haber cumplido 20 años, ya era profesional y parte fundamental –como tecladista y compositor– del suceso más grande del rock nacional de la pre democracia: Juan Carlos Baglietto y su álbum Tiempos difíciles (1982), que además de ser un éxito extraordinario de ventas, dio a conocer al público la existencia de algo que fue conocido como la “Trova Rosarina”, con gente como Rubén Goldín, Adrián Abonizio, Jorge Fandermole y el propio Páez, autores que pintaban en términos descarnados las heridas de un país en carne viva. De las diez canciones incluidas en ese álbum histórico, nada menos que la mitad había sido compuesta por un adolescente cuyas letras, con cierto aire tanguero y existencial, parecían reflejar la experiencia de un hombre ya curtido. Entre ellas, Sobre la cuerda floja, La vida es una moneda y Puñal tras puñal.Pero el pibe ya era un músico fogueado y había atravesado desde pequeño por hechos que lo marcarían a fuego, como la muerte de su madre, profesora de aritmética y concertista de piano, cuando tenía sólo ocho meses. Rodolfo “Fito” Páez fue criado por su abuela y su tía abuela, y desde los 13 años ya andaba formando grupos y entreverándose con la bohemia rosarina, todos tipos mayores que él. Entre sus primeros grupos figuran Neolalia (con Fabián Gallardo), Staff y El Banquete, con Rubén Goldín. Los acontecimientos se precipitaron a partir de que se instaló en Buenos Aires, en 1982. El pibe cuyo primer recital de rock –que prácticamente decidió su destino– había sido La Máquina de Hacer Pájaros en el Teatro Astengo de Rosario, recibió el ofrecimiento de tocar con Charly García. Fito se desvinculó de la banda de Baglietto –con quien grabó también los siguientes dos álbumes, Actuar para vivir, nombre de un tema suyo, y Baglietto, que incluía Un loco en la calesita, otro temprano clásico de Páez– y se incorporó al grupo de Charly para la gira de Clics modernos. Luego participó junto a García de la grabación de Piano bar (1984), un disco fundamental de esos años. Hacia la misma época, Litto Nebbia, otro de sus mayores ídolos, interpretó un tema suyo, La vida es una moneda, en el recital conocido como El Rosariazo; Fito también tocó, produjo y compuso en el primer álbum de Silvina Garré, cantante rosarina que había llegado a la Capital como integrante de la banda de Baglietto. Cualquiera se sentiría más que satisfecho –e incluso desbordado– ante semejante cantidad de trabajo, logros y reconocimiento en un lapso de tiempo que no excede los dos años. Pero no Páez. El pibe quería más.Del 63Aun en las épocas en que Baglietto estaba en pleno apogeo, Páez soñaba con su propia música, su propia banda, y componía a un ritmo febril. En febrero de 1984 debutó al frente de su grupo nada menos que en el festival de La Falda, y poco después grabó –y editó– su primer álbum como solista, Del 63. Allí participan viejos amigos de Rosario, como Fabián Gallardo en guitarra y Daniel “Tuerto” Wirtz (que había tocado en Irreal, el primer grupo de Baglietto) en batería. Ya desde el tema que titula el disco, un verdadero manifiesto generacional, Fito muestra que había llegado para quedarse. “Tocaba folklore, después rock and roll, y ahí llegó Lennon hablando de amor, ¿qué pasa en la tierra que el cielo cada vez es más chico?”, se preguntaba. Tanto la música como la poesía revelaban un nivel de ambición y búsqueda absolutamente inusual. Desde ese entrañable homenaje a su instrumento inseparable que es La rumba del piano, que seduciría al mismísimo Caetano Veloso –con quien más adelante grabaría una nueva versión–, hasta su filosófica visión del mundo envuelta en arreglos corales casi litúrgicos (con Goldín) en Viejo mundo, nada quedaba inmune a la lupa poética de Páez. Tres agujas, Cuervos en casa y Un rosarino en Budapest eran otros de los temas fundamentales que engalanan su debut. García había sido una influencia importante en ese disco, grabado luego de la gira de Clics modernos. “Para un rosarino medio intelectual y solemne, era como ir de gira con los Rolling Stones”, contaba Fito en ese momento. Por eso mismo, la aprobación de Charly fue fundamental para el novel compositor. “Me acuerdo cuando le mostré a Charly mi primer disco, ¡la cantidad de piropos que me dijo! Yo le decía ‘tengo un poco de miedo de salir a tocar solo’, y él me dijo ‘Andá tranquilo, abrís la boca y se mueren todos’”, relata en Páez, el libro de Enrique Symns.Fito presentó el disco en el Teatro Astros, con una banda integrada por Gallardo, Wirtz, Paul Dourge en bajo y Tweety González en teclados. A fin de 1984, los lectores de la revista Pelo consagraron a Del 63 como “Disco del Año”. Pero era sólo el comienzo.GirosSu álbum siguiente, Giros, publicado sólo un año más tarde que su antecesor, mostraba un crecimiento formidable. “Me sinceré más conmigo mismo”, decía en la revista Cantarock. “Yo hago folklore, soy rockero, me gusta el tango y hago canciones. Me las banco todas.” Giros, el tema, es una especie de tango de fines del siglo XX, con su solo de bandoneón desde los teclados de Tweety y una letra que refleja a un artista en transición, siempre buscando: “Dar media vuelta y ver qué pasa allí afuera, no todo el mundo tiene primaveras/ Estoy imaginándome otro lugar, estoy juntando información, estoy queriendo ser otro”. Había una nueva seguridad en Páez, que le permitía pasar desde un rock como Taquicardia a un tema folklórico como la bellísima Yo vengo a ofrecer mi corazón, pasando por 11 y 6, donde cuenta de una historia con la maestría de un narrador consagrado, o el casi profético Cable a tierra, del que no cuesta mucho darse cuenta que fue inspirado por Charly, aunque Fito prefiere decir que la canción se dirige a muchos de sus amigos, incluyendo también sus propias experiencias con las drogas. Después de pintar la guerra de Malvinas con afilada pluma en Decisiones apresuradas (“Generales, mataron media generación/ vienen y van al baño y toman apresurados la decisión”), finaliza con una “baguala electrónica” como D.L.G. (según el propio Páez, “Día de los grones”) donde imagina un “Apocalipsis de abajo”, o como explicaba en una entrevista, “un momento en el que todos puedan estar mejor y no haya tantos desequilibrios”.Páez ya era un artista establecido, y en la producción de este álbum, además de su banda estable (Wirtz, Dourge, González, Gallardo), contó con algunos invitados de lujo, como Pedro Aznar y Mono Fontana, que aportaron todo su gusto y experiencia en los arreglos de 11 y 6 y Cable a tierra, respectivamente, y Osvaldo Fattoruso en percusión. También aparecía en los coros Fabiana Cantilo, la cantante que había conocido durante las giras de García, con la que mantuvo un tormentoso romance que alimentó la prensa de la época con sucesivas peleas y reconciliaciones. Con sólo 22 años, Fito presentó Giros en el Luna Park ante 12.000 personas, el 6 de diciembre de 1985. Poco antes de Navidad, se produjo el fallecimiento de su padre. Era la primera señal de que el año que se avecinaba traía consigo acontecimientos trágicos.Ciudad de pobres corazones:Durante 1986, Fito viajó a Brasil y grabó La rumba del piano junto a Caetano Veloso y músicos de ese país, que inicialmente sería publicada en un maxi titulado Corazón clandestino. Pero el proyecto más sustancioso de ese año sería el que lo reunió con quien –junto a García– era su ídolo más grande desde la adolescencia y una influencia fundamental en su música: Luis Alberto Spinetta. El Flaco se sintió atraído desde el comienzo por las canciones de Páez, y cuando escuchó Giros dijo que “es la mejor música que se está haciendo”, entre otros conceptos sumamente elogiosos. La admiración mutua derivó en amistad, y ésta se concretó en un proyecto conjunto, el álbum doble La La La, de Spinetta/Páez, obra de rara belleza que permanece hasta hoy como una de las obras conjuntas más contundentes del rock nacional. Pero mientras Páez se encontraba realizando unas actuaciones en Brasil, recibió la noticia de un siniestro hecho de sangre en Rosario, el asesinato de su abuela y su tía abuela (junto con la mucama de éstas), las mujeres que lo habían criado. Como era de esperarse, la tragedia afectó enormemente a Fito, quien tras superar el shock inicial decidió “alejarse del mundo”, tomándose unas vacaciones en Tahití junto a su amigo y asistente, Alejandro Avalis, mientras dejaba que las heridas fueran cerrando lentamente. Como exorcizando su dolor a través de la música, fueron surgiendo una serie de canciones que reflejaban las conmociones que estaba atravesando, envueltas en un ropaje musical diametralmente opuesto al de Giros. El resultado de esta catarsis marcaba un vuelco fundamental en la carrera de Páez. Se llamó Ciudad de pobres corazones, apareció en 1987 y está considerado uno de los mejores discos de toda su trayectoria. La música era más directa y rockera, con elementos de funk y un importante protagonismo de las máquinas de ritmo; el clima era oscuro, denso, casi cortante (“todo muy deforme y con un toque medio psicodélico en la onda de Prince”, definía Fito). El álbum estaba estructurado como si fuera una película, con un fuerte elemento visual (de hecho, poco después Fernando Spiner dirigiría un video argumental). El clima de relato cinematográfico de sus canciones era explicado así por Páez, en diálogo con Symns: “Creo que empecé a transitar ese camino a partir de Ciudad de pobres corazones, a raíz del asesinato de mis abuelas. Suena el teléfono y la muerte me pregunta, ‘¿Tenés más?’. Le digo que no y se empieza a reír. ‘Todos tienen más’, me dice. En el primer tema, en De 1920 presento la tragedia. Estas mujeres han sido asesinadas; hay alguien a caballo que lleva veneno por todo el mundo; la muerte se muerde la cola, saca los dientes, ‘como una alimaña viene y se va. Eran dos muchachas de 1920, lejos del ruido, lejos del mar’. Termino diciendo que ‘alguien cortó el lazo, alguien hizo track-track’ y ‘no se pasa el tiempo, al menos para mí, ya tomé pastillas y sigo sin dormir’”. El chico que venía a ofrecer su corazón se había transformado en el que increpaba “¿Qué es lo que quieren de mí?, ¿Qué es lo que quieren saber? Matan a pobres corazones”, en el tema que titulaba el álbum, arropado en un riff urgente y pesado que martillaba desde la guitarra de Gabriel Carámbula. A quienes le reprochaban estas aparentes contradicciones, Fito retrucaba: “No podés vivir de una manera toda tu vida. Yo soy así. No tengo que dar explicaciones a nadie, ni rendir tributo a nada. Lo que siempre quise generar con mi música es esa libertad. Si tengo contradicciones es porque las ejerzo. ¡Viva la contradicción!”.Otras de las canciones descollantes de un álbum sin desperdicio eran Gente sin swing, De 1920, Dando vueltas en el aire, Track-Track (que sería conocido luego a través de la excelente versión que hizo Herbert Vianna con Paralamas) y una de las más bellas y enigmáticas del repertorio de Fito, que aparece como un remanso de calma en medio del vendaval: Ambar violeta, la fábula de una muchacha cuyos ojos cambian de color mientras le crece un cuerno bajo el corazón. Además de su banda estable (Gallardo, Wirtz, González y Fabián Llonch en el bajo), en este álbum aparecen Fabiana Cantilo, Carámbula, Osvaldo Fattoruso, Andrés Calamaro y Viuda e Hijas De Roque Enroll, en un rol atípico (nadie reconocería como suyas las fantasmales voces en Track-Track). Por supuesto, la carrera de Páez continúa hasta hoy con la misma intensidad que lo ha convertido en un artista discutido y admirado por partes iguales, con numerosos hitos como El amor después del amor, un éxito sin precedentes que se tornaría en el disco más vendido en la historia del rock nacional. Pero en esta trilogía inicial están planteados los caminos que luego seguiría desarrollando y expandiendo, expuestos con un nivel de compromiso que hace que aún hoy, cuando ya pasaron 20 años, su escucha sigue siendo conmocionante, al margen de ciertos detalles de producción que atan el sonido a una época determinada. Muchos temas (Tres agujas, Ciudad de pobres corazones, 11 y 6) siguen presentes hasta hoy en el repertorio de Fito en concierto, además de haber sido versionados por artistas que van desde Mercedes Sosa a Catupecu Machu. Las canciones del pibe de Rosario se convirtieron en clásicos. De eso no cabe ninguna duda.

BIOGRAFÍA DE LA WEB WWW.ROCK.COM.AR

Extraída de la web www.rock.com.arRodolfo «Fito» Páez nació en Rosario el 13 de marzo de 1963 y formó Staff, su primera banda, cuando tenía 13 años. Ya en 1977 tocaba en El Banquete, junto a Rubén Goldín y Jorge Llonch. A partir del año siguiente se presentó como solista en varios pubs locales. Cuando Juan Carlos Baglietto formó su banda, lo incluyó como tecladista y como arreglador, junto a Goldín, quien también tocaba la guitarra. En esa banda militaban Silvina Garré y Sergio Sáenz. Para fines de 1983 ya cantaba "Del '63" solo con su piano, en medio del show de Baglietto. Durante una presentación con Baglietto en el teatro Coliseo (4/12/82), Charly García fue hasta el camarín para saludarlo. El apenas tenía 19 años y la plata que sacaba le daba para pagar algunas deudas. Al poco tiempo, Daniel Grinbank, por aquél entonces mánager de García, lo llamó a su oficina: comenzaría a ensayar para la gira nacional de "Clics Modernos", junto a GIT y Fabiana Cantilo. Tocaría los teclados en lugar de Andrés Calamaro, que se unía a Los Abuelos de la Nada y participaría en los discos "Clics Modernos" (1983) y "Piano Bar" (1984). Tras ese empujón artístico, preparó su primer disco solista, "Del '63" (1984). Lo presentó primero en Rosario y luego en Buenos Aires, acompañado por Daniel Wirtz en batería, Fabián Gallardo en guitarra, teclados y voz, Tweety González en teclados y Paul Dorge en bajo, más los invitados especiales: Fabi Cantilo, Rubén Goldín y Miguel Zavaleta. Al tiempo, Llonch retornaría al bajo. Ya por entonces consagrado como uno de los compositores más importantes (Luca Prodán lo definió como "el hijo de Charly García y Nito Mestre"), se presentó junto a Baglietto en Obras, el 7 y 8 de junio de 1985, para presentarse nuevamente ante el público porteño con su nuevo disco, "Giros".Con Luis Alberto Spinetta tuvo un encuentro fortuito, similar al que lo unió a García. «Esta es la mejor música que se está haciendo hoy», comentó el Flaco tras escuchar un demo de lo que sería el segundo álbum. Juntos grabaron "La la la" (1986) y realizaron una desordenada gira que los llevó hasta Santiago de Chile. Ese año participó de los festejos por los Mil Días en Democracia, organizados por el gobierno de Santa Fe en el Monumento a la Bandera. Allí se presentó con Spinetta como invitado, en un espectáculo que también reunió a Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré y Antonio Tarragó Ros. "El peor crimen que puede cometer un intelectual es el engaño a través del cual obtiene dinero", declaró al presentar "Ciudad de Pobres Corazones" (1987), compuesto en memoria de su tía y su abuela, asesinadas en Rosario. Este álbum, elegido como el Mejor del Año para el Suplemento Sí, marca una clara diferenciación con el período anterior, más rítmico. Su escepticismo se plasma en las composiciones dark y en sus declaraciones: "para quien piensa que la música sirve para algo, la gira de Amnesty es lo mejor que le puede pasar. Yo no creo que el arte sirva para nada". Si en su primera etapa cantaba "quién dijo que todo está perdido / yo vengo a ofrecer mi corazón", ahora sentencia: "en esta puta ciudad / todo se quema y se va / matan a pobres corazones".En diciembre de 1987 se presentó como telonero de Sting, en el estadio de River Plate. Todavía furioso e ireverente, declaró: «¡A los 40 años se da cuenta de que están torturando gente en el mundo! ¿Quién de nosotros puede permitirse esa misma ingenuidad? Lo que es crítico es el fenómeno en los medios: lo muestran a Sting como si fuera el Santo Redentor» (H.Vargas, pág 106). "Ey!" (1988), su siguiente disco, se grabó en Nueva York y La Habana, mientras participaba del Festival de Varadero junto a Baglietto. Este es el primer disco producido por el propio Fito y fue registrado con su nueva banda: Guillermo Vadalá en bajo, Guillermo Colombres en batería, Osvaldo Fattoruso en percusión, trompetistas y saxofonistas del grupo Afrocuba (que por entonces acompañaba a Silvio Rodriguez) y una serie de guitarristas invitados: Fabián Gallardo, Ulises Butrón, Ricardo Mollo y Gabriel Carámbula. «"Ey!" aparece en un momento de transición. Luego de una temporada en el infierno que lo llevó a su expresión musical más salvaje, contrapuesto al sitial de romántica lucidez en el que muchos pretendían congelarlo por su producción anterior, Páez lanza este trabajo sobre el final de una etapa, antes quecomo testimonio de un nuevo punto de partida (...)"Ey!" parece un conglomerado de influencias y estilos que muestran no a uno, sino a varios Fito Páez posibles. Una gama de posibilidades en que pueden advertirse, sin dudas, facetas más logradas e interesantes que otras» (G.Allerand, citado en H.Vargas, pág 119). "Tercer mundo" (1990) es una especie de película sobre el continente americano y sus países. «El disco refleja lo que ví en mis viajes por América Latina: las fiestas paganas, los curas mezclados con los terroristas, las prostitutas tratando de quitarles el dinero a los norteamericanos. Me dije: aquí abajo hay un mundo muy fuerte. Quise reflejar eso», explicó Fito (H.Vargas, pág 131). Los temas más importantes son "Carabelas nada", "Yo te amé en Nicaragua", "El chico de la tapa" y "Tercer Mundo", definida grandilocuentemente como «el equivalente rockero de "Cambalache"». Con nueva banda, este trabajo fue presentado en el teatro Gran Rex los días 14 y 15 de diciembre. Los músicos eran Gallardo en teclados, guitarra y coros, Guillermo Vadalá en bajo, Daniel Colombres en batería, Ricardo Verdirame en guitarra, Mario Maselli en teclados y Celsa Mel Gowland en coros. Entre los invitados especiales (tanto al disco como a su presentación) figuran Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Fabiana Cantilo e Illya Kuryaki & The Valderramas. El siguiente álbum sería el que mayor éxito y dinero le traería: "El amor después del amor" (1992). "Nadie puede y nadie debe vivir sin amor" es el estribillo que caracteriza a este trabajo, criticado por su superficialidad y "falto de compromiso". Sin embargo, el éxito comercial lo llevó a ser el disco más vendido de la historia del rock nacional (600.000 copias) con hits como el tema homónimo, "La rueda mágica", "Dos días en la vida" y "A rodar mi vida". Fue presentado primero en Rosario, en el estadio cubierto de Newell's Old Boys, luego en once shows en el teatro Gran Rex de la Capital y, finalmente, por todo el país en La Rueda Mágica Tour '93, que culminó en Velez, los días 24 y 25 de abril, ante 40.000 espectadores cada noche. En diciembre de ese año repitió su presentación en Velez, a beneficio de UNICEF Argentina: donó 420 mil dólares.Páez se quedó con todos las encuestas de popularidad: Mejor Solista, Mejor Disco ("El amor..."), Mejor Tema y Mejor Video ("Tumbas de la gloria") y perdió solamente en Mejor Show, superado por el retorno de Serú Girán en River. Ya para mediados de 1994, "El amor después del amor" había alcanzado las 650.000 copias vendidas. El éxito también lo acompañó en Cuba y fue el primer extranjero en permitírsele su presentación en la Plaza de la Revolución de La Habana, ante 40.000 espectadores y con transmisión en directo para el resto de la isla. Luego, acompañado por Silvio Rodríguez, fue a visitar a Fidel a la Residencia. Su presentación en el Festival de Montreux (Suiza).Con la presión de igualar el éxito anterior, Fito volvió al estudio para grabar "Circo Beat" (1994), pero las expectativas (artísticamente hablando) quedaron muy grandes para este trabajo. Sin embargo, un par de temas contaron con amplia difusión en las radios: "Mariposa Tecknicolor" y "Tema de Piluso", en homenaje al cómico rosarino Alberto Olmedo. También editó "Circo Beat Brasil", con tres bonus tracks en portugués: "Mariposa Technicolor" (a dúo con Caetano Veloso), "She's mine" (con Djavan) y "Nas luzes de Rosario" (o "Tema de Piluso", con Herbert Vianna, de los Paralamas). En total, esta placa vendió 350.000 copias, lo que lo convirtieron en el segundo álbum más exitoso del '95. Se presentó también en las Francofolies, el desembarco del "nuevo rock francés" en Obras, con Sinclair, FFF y No One is Innocent, más el aporte local de Todos Tus Muertos y Los Fabulosos Cadillacs. En 1995 presentó oficialmente el material en 20 shows en el Teatro Opera y cerró el año en un estadio de River sorprendentemente semivacío (apenas convocó a 25.000 espectadores). Lo acompañaron Pomo (batería), Gabriel Carámbula (guitarra), Gringui Herrera (guitarra), Guillermo Vadalá (bajo), Alina Gandini (teclados), Laura Vázquez (teclados) y Nicolás Cotta (percusión). También participaron Andrés Calamaro, Ariel Rot, Liliana Herrero y Fabiana Cantilo como músicos invitados. Las presentaciones de "Circo Beat" tuvieron su última fecha en un show al aire libre y con entrada gratuita, que convocó a cerca de 50.000 personas en los bosques de Palermo.La cadena MTV le propuso grabar un "unplugged", pero ante el no acuerdo económico, Fito grabó una recopilación acústica en sociedad con Telefé, bautizada "Euforia".En 1998 editó "Enemigos íntimos", un muy promocionado álbum junto al español Joaquín Sabina, cuyo título sería premonitorio sobre la relación del dúo: terminaron cancelando una gira con más de 60 fechas por América y España con una poesía de despedida firmada por el español: «Urge cortar por lo sano, con la gira del verano, y el kilombo del video. El rol del patito feo, no me va te lo aseguro, y menos el de hombre duro, que a tí te cuesta tan poco»."Rey Sol" está dedicado a su hijo Martín. Éste álbum tuvo su cuota polémica con el corte "El diablo de tu corazón", cuyo videoclip fue dirigido por Eddie Flehner.Dejando de lado momentáneamente su faceta de músico, Páez dirigió la película "Vidas privadas", protagonizada por la entonces su mujer Cecilia Roth, Gael García Bernal, Lito Cruz y Héctor Alterio. El film fue estrenado el 25 de abril del 2002, y Fito presentó su trabajo en varios festivales internacionales. La crítica no lo acompañó, y el músico/cineasta se enojó con los medios especializados.

BIOGRAFÍA PARA LOS NENITOS POR LIBREPÁEZ

Como explicarle a tu hijo quien es Fito Páez. Acá va una ayuda.
Había una vez un nene que nació en Rosario. Pobre, la mamá, que tocaba el piano, se murió ocho meses después de parirlo. Pero bue, el nene estaba con papá, un empleado administrativo de la municipalidad y la tía abuela y la abuela. Vivian en una casa grandota y fea, de paredes ocres con un patio de 2x2 atrás y re cerrado. Él nene era feliz con su Flia, salvo cuando en la escuela festejaban el día de la madre, el nene se hacía el bolu y miraba para otro lado.Fue creciendo y le empezó a copar la música. Primero el folclore y después el rock. Papá siempre escuchaba música cuando trabajaba, música de la buena, Sinatra, Jobim etc. y el nene la escuchaba. Un día se puso a estudiar piano y le iba bien, aunque no aprendía a leer la música. Por la música o por la vida se hizo muchos amiguitos y empezó a tocar por todos lados... en una banda, en otra y en otra. Después se empezó a hacer hombrecito y fumó y tocó y tocó.En Rosario había muchas bandas de rock y muchos cantantes, entre tanto ir y venir Fito, como le decían al nene este, se unió a la banda de un barbudo que decían se parecía a Dios, y empezaron a tocar tan bien que le dijo un hombre sino se querían ir a Buenos Aires a grabar un disco y se fueron, les fue también que no solo grabaron discos, sino que la gente los quería mucho y se quedaron a vivir allá.Pero este nene era medio ambiciosos y mucho no le cerraba eso de estar atrás de alguien, pero se las aguantó. Un día un ídolo de cuando era chiquito lo invitó a tocar música con él, un hombre de bigote de dos colores, y fito fue encantado de la vida, ahí estuvo un tiempo y después quiso sacar un disco solito y lo consiguió. En ese compact cantó todo lo que sabia del mundo y de su vida, y le fue muy bien, después saco otro y era muy lindo y le fue bien también, lo querían porque cantaba cosas muy lindas, después sacó otro con un ídolo también de cuando era chico, un hombre muy flaco. Después un día estaba en otro país y se entero que unos hombres muy malos y locos le habían matado a las abuelas y se puso muy mal, muy mal, entonces tomaba mucho y también se endrogaba, y estaba muy chiflado y saco un disco todo negro y que a los nenitos no les gusta. Después cuando se estaba mejorando sacó otro disco muy raro que con el tiempo parece mas lindo, tuvo una novia un poco loca pero después se separó.Un día dijo que se iba de Argentina pero le duro poco porque hizo un disco que le gustó mucho a la gente y se quedó. Después se hizo de novio con una señora que era actriz y que era muy seria y de nariz parada y se emociono tanto que hizo un cidi muy bueno que le gustó a todo el mundo, se hizo muy famoso y ganó mucha plata, después volvió a donde él vivía, a Rosario, y grabo un disco todo de Rosario que también le fue bien, después se corto el pelo, que siempre lo había tenido largo, y saco un disco para los nariz parada, así con violines y esas cosas con orquesta que escucha otra gente y le fue mas o menos, ya andaba tan bien que le dijo a un español medio borracho sino quería hacer un disco con él y lo hizo. Pero el español no lo aguanto porque este nene, que ahora era grandecito era muy hinchapelota y se enojo y lo mando al carajo. Después adopto un nene y saco un disco largo, largo, con muchas letras, bastante lindo, después se le antojó grabar una película entera y la hizo, pero como es muy hinchapelotas sé pelió con la mujer y anduvo muy mal, encima se había gastado toda la plata, parece que no le daba para hacer otro cidi pero lo sacó igual y el compact tenia algunos temas lindos pero no lo escuchó nadie, y le iba mal entonces la mujer lo dejó, entonces fito se dejó la barba y saco un disco mas lindo y tocó por todos lados, acá, allá y en todas partes, ya hacía como veinte años que tocaba entonces saco un compact en vivo y después se aburrió un poco de las guitarras eléctricas y saco un disco otra vez con violines y esas cosas medio aburrido y muy parecido al otro que había sacado hace años y se le dio otra vez por las películas, pero todavía falta para eso. Ahora no se sabe que va a hacer pero con mas de 40 añitos se puso rehinchabolas y alunado y no le gusta casi nada de lo nuevo porque dice que lo viejo es mejor, y así estamos.Y colorin colorado este cuento, por ahora, se ha terminado.

BIOGRAFÍA POR MANUEL RAZZARI

Uno de los tipos que más conoce sobre la vida de Fito. Razzari supo crear una de las mejores web de Páez. Parte de la información de LIBREPAEZ se la debemos a él.
Un repaso liviano por la vida de Fito Paez: Rodolfo «Fito» Páez nació en Rosario el 13 de marzo de 1963 y formó Staff, su primera banda, cuando tenía 13 años. Ya en 1977 tocaba en El Banquete, junto a Rubén Goldín y Jorge Llonch. A partir del año siguiente se presentó como solista en varios pubs locales. Cuando Juan Carlos Baglietto formó su banda, lo incluyó como tecladista y como arreglador, junto a Goldín, quien también tocaba la guitarra. En esa banda militaban Silvina Garré y Sergio Sáenz. Para fines de 1983 ya cantaba "Del '63" solo con su piano, en medio del show de Baglietto. Durante una presentación con Baglietto en el teatro Coliseo (4/12/82), Charly García fue hasta el camarín para saludarlo. El apenas tenía 19 años y la plata que sacaba le daba para pagar algunas deudas. Al poco tiempo, Daniel Grinbank, por aquél entonces mánager de García, lo llamó a su oficina: comenzaría a ensayar para la gira nacional de "Clics Modernos", junto a GIT y Fabiana Cantilo. Tocaría los teclados en lugar de Andrés Calamaro, que se unía a Los Abuelos de la Nada y participaría en los discos "Clics Modernos" (1983) y "Piano Bar" (1984). Tras ese empujón artístico, preparó su primer disco solista, "Del '63" (1984). Lo presentó primero en Rosario y luego en Buenos Aires, acompañado por Daniel Wirtz en batería, Fabián Gallardo en guitarra, teclados y voz, Tweety González en teclados y Paul Dorge en bajo, más los invitados especiales: Fabi Cantilo, Rubén Goldín y Miguel Zavaleta. Al tiempo, Llonch retornaría al bajo. Ya por entonces consagrado como uno de los compositores más importantes (Luca Prodán lo definió como "el hijo de Charly García y Nito Mestre"), se presentó junto a Baglietto en Obras, el 7 y 8 de junio de 1985, para presentarse nuevamente ante el público porteño con su nuevo disco, "Giros".Con Luis Alberto Spinetta tuvo un encuentro fortuito, similar al que lo unió a García. «Esta es la mejor música que se está haciendo hoy», comentó el Flaco tras escuchar un demo de lo que sería el segundo álbum. Juntos grabaron "La la la" (1986) y realizaron una desordenada gira que los llevó hasta Santiago de Chile. Ese año participó de los festejos por los Mil Días en Democracia, organizados por el gobierno de Santa Fe en el Monumento a la Bandera. Allí se presentó con Spinetta como invitado, en un espectáculo que también reunió a Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré y Antonio Tarragó Ros. "El peor crimen que puede cometer un intelectual es el engaño a través del cual obtiene dinero", declaró al presentar "Ciudad de Pobres Corazones" (1987), compuesto en memoria de su tía y su abuela, asesinadas en Rosario. Este álbum, elegido como el Mejor del Año para el Suplemento Sí, marca una clara diferenciación con el período anterior, más rítmico. Su escepticismo se plasma en las composiciones dark y en sus declaraciones: "para quien piensa que la música sirve para algo, la gira de Amnesty es lo mejor que le puede pasar. Yo no creo que el arte sirva para nada". Si en su primera etapa cantaba "quién dijo que todo está perdido / yo vengo a ofrecer mi corazón", ahora sentencia: "en esta puta ciudad / todo se quema y se va / matan a pobres corazones".En diciembre de 1987 se presentó como telonero de Sting, en el estadio de River Plate. Todavía furioso e ireverente, declaró: «¡A los 40 años se da cuenta de que están torturando gente en el mundo! ¿Quién de nosotros puede permitirse esa misma ingenuidad? Lo que es crítico es el fenómeno en los medios: lo muestran a Sting como si fuera el Santo Redentor» (H.Vargas, pág 106). "Ey!" (1988), su siguiente disco, se grabó en Nueva York y La Habana, mientras participaba del Festival de Varadero junto a Baglietto. Este es el primer disco producido por el propio Fito y fue registrado con su nueva banda: Guillermo Vadalá en bajo, Guillermo Colombres en batería, Osvaldo Fattoruso en percusión, trompetistas y saxofonistas del grupo Afrocuba (que por entonces acompañaba a Silvio Rodriguez) y una serie de guitarristas invitados: Fabián Gallardo, Ulises Butrón, Ricardo Mollo y Gabriel Carámbula. «"Ey!" aparece en un momento de transición. Luego de una temporada en el infierno que lo llevó a su expresión musical más salvaje, contrapuesto al sitial de romántica lucidez en el que muchos pretendían congelarlo por su producción anterior, Páez lanza este trabajo sobre el final de una etapa, antes quecomo testimonio de un nuevo punto de partida (...)"Ey!" parece un conglomerado de influencias y estilos que muestran no a uno, sino a varios Fito Páez posibles. Una gama de posibilidades en que pueden advertirse, sin dudas, facetas más logradas e interesantes que otras» (G.Allerand, citado en H.Vargas, pág 119). "Tercer mundo" (1990) es una especie de película sobre el continente americano y sus países. «El disco refleja lo que ví en mis viajes por América Latina: las fiestas paganas, los curas mezclados con los terroristas, las prostitutas tratando de quitarles el dinero a los norteamericanos. Me dije: aquí abajo hay un mundo muy fuerte. Quise reflejar eso», explicó Fito (H.Vargas, pág 131). Los temas más importantes son "Carabelas nada", "Yo te amé en Nicaragua", "El chico de la tapa" y "Tercer Mundo", definida grandilocuentemente como «el equivalente rockero de "Cambalache"». Con nueva banda, este trabajo fue presentado en el teatro Gran Rex los días 14 y 15 de diciembre. Los músicos eran Gallardo en teclados, guitarra y coros, Guillermo Vadalá en bajo, Daniel Colombres en batería, Ricardo Verdirame en guitarra, Mario Maselli en teclados y Celsa Mel Gowland en coros. Entre los invitados especiales (tanto al disco como a su presentación) figuran Mercedes Sosa, Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Fabiana Cantilo e Illya Kuryaki & The Valderramas. El siguiente álbum sería el que mayor éxito y dinero le traería: "El amor después del amor" (1992). "Nadie puede y nadie debe vivir sin amor" es el estribillo que caracteriza a este trabajo, criticado por su superficialidad y "falto de compromiso". Sin embargo, el éxito comercial lo llevó a ser el disco más vendido de la historia del rock nacional (600.000 copias) con hits como el tema homónimo, "La rueda mágica", "Dos días en la vida" y "A rodar mi vida". Fue presentado primero en Rosario, en el estadio cubierto de Newell's Old Boys, luego en once shows en el teatro Gran Rex de la Capital y, finalmente, por todo el país en La Rueda Mágica Tour '93, que culminó en Velez, los días 24 y 25 de abril, ante 40.000 espectadores cada noche. En diciembre de ese año repitió su presentación en Velez, a beneficio de UNICEF Argentina: donó 420 mil dólares. Páez se quedó con todos las encuestas de popularidad: Mejor Solista, Mejor Disco ("El amor..."), Mejor Tema y Mejor Video. ("Tumbas de la gloria") y perdió solamente en Mejor Show, superado por el retorno de Serú Girán en River. Ya para mediados de 1994, "El amor después del amor" había alcanzado las 650.000 copias vendidas. El éxito también lo acompañó en Cuba y fue el primer extranjero en permitírsele su presentación en la Plaza de la Revolución de La Habana, ante 40.000 espectadores y con transmisión en directo para el resto de la isla. Luego, acompañado por Silvio Rodríguez, fue a visitar a Fidel a la Residencia. Su presentación en el Festival de Montreux (Suiza). Con la presión de igualar el éxito anterior, Fito volvió al estudio para grabar "Circo Beat" (1994), pero las expectativas (artísticamente hablando) quedaron muy grandes para este trabajo. Sin embargo, un par de temas contaron con amplia difusión en las radios: "Mariposa Tecknicolor" y "Tema de Piluso", en homenaje al cómico rosarino Alberto Olmedo. También editó "Circo Beat Brasil", con tres bonus tracks en portugués: "Mariposa Technicolor" (a dúo con Caetano Veloso), "She's mine" (con Djavan) y "Nas luzes de Rosario" (o "Tema de Piluso", con Herbert Vianna, de los Paralamas). En total, esta placa vendió 350.000 copias, lo que lo convirtieron en el segundo álbum más exitoso del '95. Se presentó también en las Francofolies, el desembarco del "nuevo rock francés" en Obras, con Sinclair, FFF y No One is Innocent, más el aporte local de Todos Tus Muertos y Los Fabulosos Cadillacs. En 1995 presentó oficialmente el material en 20 shows en el Teatro Opera y cerró el año en un estadio de River sorprendentemente semivacío (apenas convocó a 25.000 espectadores). Lo acompañaron Pomo (batería), Gabriel Carámbula (guitarra), Gringui Herrera (guitarra), Guillermo Vadalá (bajo), Alina Gandini (teclados), Laura Vázquez (teclados) y Nicolás Cotta (percusión). También participaron Andrés Calamaro, Ariel Rot, Liliana Herrero y Fabiana Cantilo como músicos invitados. Las presentaciones de "Circo Beat" tuvieron su última fecha en un show al aire libre y con entrada gratuita, que convocó a cerca de 50.000 personas en los bosques de Palermo. La cadena MTV le propuso grabar un "unplugged", pero ante el no acuerdo económico, Fito grabó una recopilación acústica en sociedad con Telefé, bautizada "Euforia". En 1998 editó "Enemigos íntimos", un muy promocionado álbum junto al español Joaquín Sabina, cuyo título sería premonitorio sobre la relación del dúo: terminaron cancelando una gira con más de 60 fechas por América y España con una poesía de despedida firmada por el español: «Urge cortar por lo sano, con la gira del verano, y el kilombo del video. El rol del patito feo, no me va te lo aseguro, y menos el de hombre duro, que a tí te cuesta tan poco». "Rey Sol" está dedicado a su hijo Martín. Éste álbum tuvo su cuota polémica con el corte "El diablo de tu corazón", cuyo videoclip fue dirigido por Eddie Flehner. Dejando de lado momentáneamente su faceta de músico, Páez dirigió la película "Vidas privadas", protagonizada por la entonces su mujer Cecilia Roth, Gael García Bernal, Lito Cruz y Héctor Alterio. El film fue estrenado el 25 de abril del 2002, y Fito presentó su trabajo en varios festivales internacionales. La crítica no lo acompañó, y el músico/cineasta se enojó con los medios especializados.

BIOGRAFÍA DE LA WEB CALIESCALI

Otra forma de contar la vida de Páez, otro país, las tragedias y los exitos de siempre.

La muerte, esa fiel compañera que nos escolta a diario en nuestro peregrinar por el mundo, en ocasiones se ensaña con quienes han nacido con el único objetivo de trascender. Ese es, contrario a lo que muchos creerían, el infortunado karma que ha tenido que cargar Fito Páez, el cantante, el actor, el cineasta.
Nacido en Rosario, conocida como la ciudad de los pibes sin calma, Fito comenzó su calvario con tan sólo ocho meses de haber llegado a este mundo. Su madre, Margarita Zulema, pianista concertista y profesora de matemáticas, le dijo adiós cuando ella apenas había vivido 31 años. Su fallecimiento fue el primer golpe que recibió el que desde pequeño utilizaría la música como instrumento purificador de su alma. "Yo creo que ella está todo el tiempo en la manera en como toco el piano. Mi vieja fue la gestora de todo lo que me pasó. Fue la primera ausencia, el primer sentido de que la cosa no andaba bien y que el mundo ha vivido equivocado", dijo en cierta ocasión Fito sobre su madre.
Los primeros años, bajo la protección de su padre Rodolfo Páez, un empleado del municipio rosarino, fueron de gran importancia para la formación musical del ocurrente niño. Todavía se recuerda en el colegio Dante Alighieri, cuando a petición de la profesora de secundaria, Fito leyó un fragmento de la canción de Charly García "El Fantasma de Canterville", la docente, que esperaba una poesía de algún autor español, quedó gratamente sorprendida, a tal punto que fue al único alumno que ese día felicitó por su labor.
En esos días Fito y su padre vivían junto a su abuela y su tía abuela en la casona ubicada en Balcarce 681. La casa, grande y vieja, tenía tres piezas, varios armarios gigantescos, pero quizás lo que más llamaba la atención era el piano rojo que resaltaba entre las verdes paredes de la habitación principal. Fito dormía en la pieza de doña Belia Zulema Ramírez de Páez, su abuela. En aquel entonces él combinaba sus clases colegiales con las de piano, su oído y memoria fueron los instrumentos que utilizó para aprender el delicioso arte de construir música.
Poco a poco, a medida que la adolescencia cubría su cuerpo, Fito fue haciéndose a la idea de que el rock era su vida. En eso tuvo mucho que ver Charly García. "Me acuerdo la primera vez que vi "La máquina de hacer pájaros", en el Teatro Astros: tenía catorce años. Salieron a tocar ese rock and roll que dice: "vamos al campo a ver cómo sale el sol, vamos al mar en un buen Cadillac, frutillas rojas de champagne." ¡Ah! nunca me voy a olvidar de la sensación que tuve. Alucinaba que el tipo que estaba a mi lado tenía un cuchillo y me iba a abrir en dos en medio del tema, mientras Charly se ponía un clavel en la boca y se tiraba encima de los teclados. ¡Esto es para mí!! pensé". Ese día arrancó la carrera de Fito Páez, el cantante. Bandas como Neolalia, Sueñosia, Graf, Arcana y Staff, fueron dibujando su nueva faceta, la de líder. Sus composiciones empezaron a ser la fortaleza de los grupos que conformó, siendo "Tu amor voló" y "El último cuerdo", dos de las canciones que hacían parte de esa primera etapa musical. Sin embargo, la vida le tenía preparada una sorpresa de gran calibre. Sucedió en 1982, justo después de un concierto que daba Fito con Juan Carlos Baglietto, otro rosarino. Hasta el camerino del Teatro Coliseo llegó a saludarlo quien había sido uno de sus grandes inspiradores, Charly García. Meses después, Páez formaba parte de la banda del legendario rockero argentino, reemplazando en los teclados a otro histórico de la escena musical gaucha, Andrés Calamaro, quien empezaba a integrar la nómina de "Los Abuelos de la Nada". Fito sería partícipe de dos trabajos de García, "Clips Modernos" en 1983 y "Piano Bar" en 1984.
Ese era el trampolín que Fito necesitaba para despegar como solista. En 1984 sacó "Del 63", su primera producción discográfica, aunque paralelo a este disco siguió formando parte de la banda del "dinosaurio del rock". Un año más tarde "Giros", su segundo trabajo, le significó ganarse la atención del público argentino. Temas como "11 y 6", "Yo vengo a ofrecer mi corazón" y "Cable a tierra", dedicado a Maradona, se fueron convirtiendo en los nuevos himnos de la juventud del sur del continente americano. Definitivamente, este disco fue el giro en la carrera musical de Fito y, de paso, fue el renacimiento de una nueva etapa creativa que lo alejaba de los cánones impuestos por García y el mismo Spinetta, el otro icono argentino.
Sin embargo, la tragedia se negaba a desaparecer de su camino. Es en esta instancia de su vida cuando la parca le vuelve a respirar de cerca. Su padre, que venía con graves problemas de salud, fallece en pleno 24 de diciembre de 1985. Con la sensatez de quien enfrenta las adversidades con fortaleza, Fito tiene varios contactos con célebres músicos con quienes participa en diferentes grabaciones y conciertos, Caetano Veloso y Luis Alberto Spinetta, comparten estudios y tarimas con el que empezaba a convertirse en uno de los nuevos exponentes del rock. Un año despúes de la desaparición de Rodolfo Páez, Fito vive uno de los capítulos más amargos de su existencia. Mientras él daba un concierto en Río de Janeiro con la banda de Charly García, en Rosario se gestaba uno de los crímenes más atroces que ha padecido esta localidad Argentina. Las víctimas no eran otras que su abuela, su tía abuela y Fermina Godoy, la empleada de servicio de la casona que tenía en su vientre un bebé de siete meses, ellas vieron la muerte en manos de dos asesinos, con problemas mentales, que paradójicamente habían estudiado en la misma secundaria que el artista. Todo se supo tiempo después. Amargura en el alma y un derrumbamiento en lo personal fue lo que le trajo semejante situación: "No puedo explicar cómo quedó el cuarto del hotel en Río. Lo destrocé. Dolor violento. Perdí tanto la conciencia que hoy no me acuerdo exactamente lo que sucedió. Era como un animal enjaulado en su propio dolor (...) Creo que me la pasé todo el día llorando, tomando whisky y Lexotanil". Los días que sobrevinieron a este macabro desenlace estuvieron impregnados de licor, drogas y aislamiento.
Recluído en su propia casa y luego en la Polinesia, Fito fraguó su próxima producción musical: "Ciudad de pobres corazones". Considerado como el disco más denso del rock argentino, este trabajo mostró la crudeza de un ser que se enfrenta a Dios y a todos por igual. El dolor, sumado al escepticismo de quien no entiende los ires y venires de esta vida, es destilado en cada canción que conforma esta nueva faceta del cantante. Luego, enfrascado en una lucha por derrotar el pesimismo reinante, Fito continúa su camino hacia la gloria. Discos como "Tercer Mundo", "El amor después del amor", "Circo Beat" y "Euforia", el desconectado que nunca grabó con MTV, fueron edificando uno de los mitos más importantes de la escena rockera en latinoamérica. En los últimos años, Fito se concentró en su otra pasión, el cine. Al tiempo que sacaba sus nuevos trabajos con la Warner, "Enemigos íntimos", con Joaquín Sabina, con quien terminó literalmente de enemigo, "Abre" y "Rey Sol", dedicado a Martín su hijo adoptivo, Páez se encargó de darle forma a su propia película "Vidas Privadas", en la cual trabajó al lado de su esposa Cecilia Roth, quien desde hace más de ocho años se encargó de darle al cantante un tinte amable a su demacrada existencia. Hoy, cuando muchos aún creen que la vida de este grande de la música ha sido siempre llena de colores tecknicolores, Fito se aproxima a sus primeros 40 años con la conciencia tranquila. Él, lírico y músico, loco y genio, ha labrado una carrera artística en la que no se ha guardado nada para sí. Sus esperanzas, sus sueños, su romanticismo, su salvaje rabia, todas sus emociones, las ha compartido sin mayores pretenciones que exorcisar su alma. Hoy, cuando su imagen ha superado con creces a la de quienes le sirvieron de ejemplo, tenemos la fortuna de saber que en algún track de su larga larga discografía nos esperan sus historias, historias que nos harán comprender que a pesar de lo dura que pueda ser la vida, siempre habrá una oportunidad para ofrecer el corazón.

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar