13 de abril de 2012

Fito Páez y Charly García, ovacionados en el cierre del Quilmes Rock


Charly García y Fito Páez, dos referentes indesligables del rock nacional, fueron los encargados de cerrar la edición 2012 del Quilmes Rock en el estadio de River Plate, donde más de 50.000 personas tuvieron la oportunidad de ver, oír y cantar un repaso por canciones claves del género. 

Una puesta en escena cinematográfica, con luces, humo y hasta una limusina sobre el escenario fue la elección de García quien, junto a su grupo The Prostitution, ofreció un cálido recital que tuvo como obertura una emocionante retrospectiva en video de las etapas del músico argentino, padre de Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán.

“Fanky”, del álbum Cómo conseguir chicas, de 1989, fue el elegido para abrir el show, provocando una esperada reacción por parte del público, que, entre gritos, no dejó de cantar un momento el tema, más rápido en su ejecución, pero respetando los tiempos de García, quien se mostró sonriente, con su campera verde, su brazalete de “say no more” y una remera con el dibujo de la portada del primer disco de Almendra

A eso le siguieron canciones explosivas, ancladas en el imaginario de los años 80, que ilustran una época: “Rezo por vos” -con la natural evocación a su amigo, Luis Alberto Spinetta-, “Cerca de la revolución”, donde las ovaciones aumentaron, y “Nos siguen pegando abajo (pecado mortal)”, donde, por breves momentos, se percibió el brillo salvaje del García de otros tiempos.

Luego llegó “No importa”, del álbum “Kill Gil”, del 2010, donde se pudo ver la oscura fuerza de uno de los temas más representativos de la etapa más destructiva de García.

Pero las sorpresas comenzaron después, cuando al escenario subió Pedro Aznar para interpretar junto a Charly una conmovedora versión de “Perro andaluz”, lo que permitió que el público pudiera disfrutar de esa pieza de Serú Girán, interpretada por dos de sus integrantes originales.·“Anhedonia” fue otra canción sorpresiva, con su clima melancólico, su ejecución sutil, como una voz de fondo, una canción de otro tiempo gritándole al presente.

Sin embargo, lo más llamativo llegó en el cierre de la primera parte del recital, de la mano de “Instituciones” de Sui Géneris, el primer tema del disco “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, de 1974, sintetizado con la fuerza de una madurez que no dejó de pensar en la juventud.

El intervalo fue corto y presentó un video conceptual con partes de canciones de García narradas por Graciela Borges. El regreso fue con “Yendo de la cama al living”, con un público que siguió con energía esa letra tan característica de un momento, y “Me siento mucho mejor”, que trajo gritos y muchos saltos entre la gente.

Otra pieza que vino como desde otro tiempo y lugar fue “Canción de dos por tres”, que trajo esa tensión entre belleza y tristeza tan bien desarrollada en la obra de García, a la que le siguieron la fuerza de “Demoliendo hoteles”, y la nostalgia de “Los dinosaurios”, para luego golpear con “El amor espera” y “La sal no sala”, junto a Juanse.

Uno de los momentos de mayor prolijidad se dio con “Desarma y sangra”, otra pieza de Serú Girán, donde el piano estuvo, impecable, a cargo de Fito Páez. A eso le siguió “Asesíname”, y para cerrar llegó un clásico de los clásicos de Serú Girán: “Eiti Leda”, donde los aplausos y ovaciones no parecían terminar.

Luego de haber terminado, las aclamaciones, los aplausos y el grito compartido de “Charly, Charly” hicieron que la banda volviese a escena con energía para desempolvar “Popotitos”, lo que hizo duplicar la emoción y demostrar que García, el músico que, tal vez, mejor sintetizó las victorias y desgracias de los argentinos en clave de rock, sigue con ganas de tocar.

Antes, Fito Páez ofreció más de dos horas de un recital poderoso, con mucha vitalidad, lleno de clásicos que ya forman parte del cuadro del rock nacional, cuna comunicación fluida con el público que cantó y bailó esos temas más que nada de los 80.

“El amor después del amor”, “Thelma y Louise”, “11 y 6”, “Llueve sobre mojado”, “Un vestido y un amor”, “El diablo de tu corazón”, “Al lado del camino”, “Polaroid de locura ordinaria”, “Ciudad de pobres corazones”, “A rodar mi vida”, “Dar es dar” y “Mariposa tecnicolor” fue el repertorio elegido por el rosarino, quien se mantuvo en una comunicación constante con la gente, sacudiendo a todos con el enganche de los temas. 

Además, interpretó un nuevo tema, “La vida sin Luis”, un emotivo pero también alegre homenaje a su amigo y maestro, Luis Alberto Spinetta, que recibió largos aplausos, mientras en las pantallas se podía leer la letra de la canción, junto a una gran imagen del fundador de Almendra.


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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar