5 de agosto de 2010

Fito Páez, entre lo clásico y lo nuevo en La Trastienda

Desde el multitudinario recital con el que cerró los festejos del Bicentenario en el Obelisco, Fito Páez no aparecía en escena en Buenos Aires. El lugar elegido para el retorno fue La Trastienda, cuya capacidad es de alrededor de 700 personas y donde el rosarino brindó un recital mucho más íntimo.

El músico, enfundado en un traje blanco, apareció puntualmente para la segunda presentación del disco "Confiá", tras la serie de shows que ofreció en el Luna Park. "Vamos a hacer un concierto insólito, vamos a tocar 'Confiá' entero", lanzó el cantautor.

Las doce canciones de su último trabajo cubrieron la primera parte de la noche y luego se dio paso a los clásicos de Páez, esos que el público presente -la mayoría mayor de 25 años- acompañó a través de la larga carrera del "hombre del '63".

"Folis Verghet" le dio paso a "11 y 6", con un clima que iba de la euforia a la calma. No faltaron hits como "Llueve sobre mojado" y "A rodar la vida", donde se revolearon menos remeras que allá por los años noventa, cuando Fito llenaba por ejemplo, los estadios de Vélez y River.

Al nuevo disco lo acompañó otra banda, con abundantes coterráneos de Páez: "Rosario, cuna de grandes", suele decir el artista. Gastón Baremberg en batería, Eloy Quintana en bajo, Carlos Vandera en guitarra acústica y coros, Juan Absatz en teclados y coros, Coki Debernardi en guitarras, coros y percusión, Dizzy Espeche en guitarra eléctrica y coros y Diego Olivero en teclados, coros y dirección musical completaron el escenario del autor de "Cable a tierra".

"El que se perdió esto que se joda", dijo el cantante minutos antes de la tanda de bises. Cuando regresó, entonó la canción que le dio nombre a su disco más vendido y que estuvo primero durante mucho tiempo en ese ranking a nivel nacional: "El amor después del amor. Con una aclamada Claudia Puyó como invitada, abrió lentamente el cierre de una noche que Fito calificó como "inolvidable".

Le siguieron "Dar es dar" y "Mariposa tecknicolor", de "Euforia" y "Circo Beat", respectivamente. "Podemos decir que es una suerte poder seguir haciendo música", señaló el hombre que ya lleva casi 30 años de trayectoria.

El protagonista de la velada y su banda saludaron al público y, ante el pedido insistente, Fito volvió al piano para introducir una versión "a capela" de "Yo vengo a ofrecer mi corazón". Entre los susurros de los asistentes, la voz del músico inundó la sala. Y en medio la ovación, aquel muchacho que renegaba de la fama en "Soy un hippie" puso fin definitivo a un recital muy distinto de los que venía realizando.

FUENTE: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=535806

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar