3 de julio de 2010

"Cantar es como robar un banco, sientes como si te descubrieran", afirma Fito Páez

Con el humo de un cigarrillo casi danzando entre sus siempre rebeldes rulos, el cantautor argentino Fito Páez admitió que su sensación al cantar es como "si te encontraran robando un banco, sientes como si te descubrieran", una emoción que "calienta el corazón".

Como si se tratara de aquel verso de su canción "Flores en su entierro", en la que relataba que "le excitaba más robar un banco que el mayo de París", Páez confesó que esa emoción al cantar es un "pequeño tesoro de la humanidad, una de las cosas de las cuales" se puede sentir muy orgulloso.

En una rueda de prensa en el III Congreso Iberoamericano de Cultura de Medellín, donde mañana actuará junto a los españoles Antonio Carmona y Rosario y los mexicanos Zoé, entre otros, el artista rosarino reflexionó acerca del futuro de la música, para bien o para mal, con la irrupción de las nuevas tecnologías.

"Hay algo en la canción que nos toca a todos, que nos calienta el corazón. Cuando uno canta una canción da la sensación como si te encontraran como robando un banco, sientes como si te descubrieran, y creo que ese sentimiento va a perdurar", señaló.

"Hemos generado esa pequeña maquinita emocional de cinco minutos, que conmueve, y los temas que nos mueven son siempre los mismos. Eso va a seguir funcionando de una manera y otra, incluso ahora más por Internet, que ha democratizado mucho la expresión, la tecnología lo ha permitido", agregó.

Lejos del pesimismo que otros artistas invitados al Congreso han evidenciado sobre el futuro de un sector asfixiado por la tiranía de la mercadotecnia y las tecnologías, Páez opinó que "posiblemente haya una explosión de ideas en la red" que aún no se conoce. "Estamos en el centro de un huracán tecnológico y emocional", afirmó.

Acompañado en todo momento de un cigarrillo y en una actitud relajada y distendida, el cantante resumió que "en este sentido no hay nada nuevo bajo el sol, eso está bien". "Creo que va a seguir funcionando", auguró.

Y es que después de que hace justo tres décadas iniciara su andadura musical en la banda del también rosarino Juan Carlos Baglietto, en la década de los ochenta, Páez aseguró no tener "ninguna carrera musical". "No estoy corriendo contra nadie".

"Me siento un hombre muy afortunado, que he estado en la hora indicada en el momento indicado", reconoció el compositor, que opinó que "el error" es llamar artistas a los cantantes generados por laboratorio gracias al marketing y a los estudios de grabación.

En todo caso, apuntó que es también esa democratización de la expresión gracias a la tecnología la que genera asimismo un "conflicto", pues el público adquiere mayor protagonismo y desaparece la idea del cantante como "chamán", esa "religiosidad que acompaña al concierto como fenómeno emotivo", pero que al mismo tiempo se ha alcanzado "mayor diversidad, y eso es fabuloso".

Así, el intérprete argentino apostó por impulsar la diversidad musical como, a su juicio, hacen países como Brasil, y destacó la relevancia del continente americano en este sentido.

"De sur a norte, América ha sido en el siglo XX una máquina de invención extraordinaria dentro de la música popular. Me siento un observador privilegiado de la música popular contemporánea americana", dijo acerca de la influencia de éstas en sus creaciones.

Éxitos musicales que, no obstante, Páez relacionó con su Rosario natal, que a finales del siglo pasado era "una ciudad portuaria cerrada". "No teníamos paisaje, era todo imaginería. Creo que eso ha hecho que hayan salido tantos artistas ahí. Era la ausencia de paisaje, una ciudad muy cerrada y muy gris, pero que a la vez hacía que estuviéramos muy encendidos", consideró.

Y antes de que se apagara, en este caso su cigarro, Páez instó a defender las especificidades ante la idea "delirante" de la globalización: "Es importante que no se pierda el toque, lo que te hace Medellín y no te hace la ciudad de al lado, lo que te hace Rosario y no te hace Santa Fe".

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar