28 de agosto de 2009

relajate un poco

Cae la noche en Okinawa
Fito Paez
Composição: Fito Paez

El sol se esfuma en el mar
todos los brillos se van
no es nada más que una ilusión
algo más grande que Dios.

Nada se puede mover
todo está en puntas de pie
es el veneno de la flor
corta la respiración.

Cosas que el tiempo llevó
cosas que el tiempo borró
epifanía del corazón
nace en la piel la oración

A dónde crees que vas?
luna que mojas el mar
mientras soñás que te dormís
el mundo entero sigue aquí.

Sueña que sueña que es
algo que sueña a su vez
pero el lucero sale a alumbrar
y nos señala un camino, señala el camino
en la noche profunda, serena llegó.

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar