22 de mayo de 2009

Por Fin, Un Hombre De Vian


Casi siete años después de su último paso por Buenos Aires, -vino hace unos meses, en plan familiar-, Andy Chango está de nuevo en la ciudad, con intenciones de presentar su nuevo material.

Claro que el recuerdo de aquella visita, que incluyó un raid por programas de televisión de pésimo gusto, hablando de su relación con las drogas, sigue siendo una marca a fuego. "Cada vez que quiero hablar de Boris Vian, el trabajo que vengo a mostrar, me preguntan sobre el tema", dice, con un fastidio que recicla en mecanismos alternativos. "Cuando me señalan como alguien provocativo, aprovecho y digo que Vian también lo era, y filtro algo de lo que quiero contar".

Y Chango quiere contar que después de cinco años sin ideas -un suicidio artístico y económico en el que apeló a recursos de supervivencia, algunos confesables y otros no tanto-, se metió de cabeza en la obra del escritor, músico, inventor, ingeniero y muchas otras cosas más, y salió de allí con 12 temas de alto vuelo, con una buena dosificación de músicas varias, poesía y club nocturno.

¿Cómo seleccionaste el material?

Fui muy metódico. Me propuse conocer a fondo a Vian. Así que me pasé un año bien bonito, leyendo todo lo que había de y sobre él en Madrid. Y dediqué mucho tiempo a pensar cuáles de sus 300 canciones podía cantar yo. Hubo filtros de todo tipo.

Y una apertura a otras músicas.

Era una manera de reflejar el espíritu de quien en sólo 39 años de vida fue desde ingeniero hasta rey de la noche parisina. Hay géneros, como el blues, la milonga, el poema recitado, que jamás había cultivado. Sin embargo, el humor y la amplitud de Vian me abrieron una puerta que quedará abierta para siempre.

¿El rock y el pop pasaron a segundo plano?

No. El rock me parece fenomenal, pero es una repetición permanente. De acordes, letras y actitud. Ahora lo que me interesa es la diferencia. La gente que se inventa algo propio. Con Boris Vian me puse a estudiar piano y otras cosas, para componer manteniendo la misma formación jazzera de ahora.

¿Es difícil?

Es un trabajo, porque estoy acostumbrado al rock, a tomarme unas copas, fumar algo, poner un ritmito de batería y cantar lo que se me ocurra. Elaborar más las cosas exige estudiar, investigar, conocer otros mundos.

En estos años tuviste una hija, que tiene seis años, te metiste en el mundo del jazz... ¿También cambió tu relación con las drogas?

Sí. Pero no tiene tanto que ver con la paternidad, sino con el paso del tiempo. Yo las cosas que hago las hago para pasarla bien. Y en la medida que el cuerpo ya no lo resiste tanto, dejás de hacerlo para poder despertarte de buen humor todos los días. Ultimamente me aburre horrores hablar de las drogas. Pero, ahí están, para tomarlas. Y no creo que haya que darle demasiadas vueltas al tema. Es medio absurdo estar a favor o en contra de cualquier cosa. Hay que estar a favor de todo.

FUENTE: http://www.clarin.com/diario/2009/05/22/espectaculos/c-00802.htm

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar