7 de mayo de 2009

Fito Páez Está Suelto en Londres





El rosarino cantó por primera vez en la capital inglesa y lo hizo en el escenario de una antigua iglesia ante una multitud de latinoamericanos. Crónica de una noche de nostalgias que, a partir de las particulares súplicas del público, se transformó en un recital a la carta en el cual Páez repasó todos sus éxitos.

Para sus amigos argentinos, Rosa Orellana es un panqueque, se dio vuelta: hace unos meses fue parte de las voluntarias que contribuyó para la realización de una insólita campaña atea en los buses de Londres y ahora aguarda sentada dentro de una bonita iglesia. No siente culpa ni encontró la fe. "Solo vine a confesarle al padre Fito que lo amo", explica la mejicana y suelta una carcajada que su novio ingles no entiende, aunque aporte su sonrisa. "Lo vi varias veces en el Zócalo del DF, pero acá es distinto", agrega y termina la charla al ver que las luces se apagan y el padre aparece. Y Fito no es otro que Páez, que anoche cantó por primera vez en la capital inglesa y lo hizo en Union Chapel, una iglesia inaugurada en 1806, pero que desde 1991 funciona como un pequeño espacio musical por el que pasaron, entre otros, Noel Gallagher y Patti Smith.

Bajo los primeros acordes del Amor después del amor, y consciente de la enérgica melancolía desparramada en el lugar, Páez soltó un "Buenas noches Buenos Aires" que motivo la primera ovación. Aunque bien podría haber optado por tinelizar el saludo a caballo de un buenas noches América, dada la enorme cantidad de colombianos, chilenos, venezolanos y mejicanos presentes. Con resaca, como el mismo repitió en varias ocasiones, aunque con el humor de una siesta bien dormida, Fito desplegó gran parte de su catarata de éxitos durante casi dos horas; en un show que, por momentos, entregó imágenes casi imposibles de ver en un Gran Rex: cual casamiento o fiesta de 15, los fieles de las primeras filas se acercaban al escenario, se apoyaban distendidos a centímetros del piano del músico y grababan con sus celulares o disparaban foto tras foto sin que nadie los corriera. Solo por momentos, el encargado de seguridad del Chapel intentaba que el público volviera a su lugar, pero la misión duraba lo que un Torpedo de frutilla bajo el sol.

"Ok, vamos con esa, está bien", respondió el músico ante el ruego de una morocha que agitaba una bandera chilena. En segundos, lo que era Circo Beat, se transformó en Polaroy. Sí, un recital a la carta, dentro de un menú que también ofreció La rueda mágica, Dos días en la vida, Tumbas de la gloria. "Esto es hermoso, pero te mata. Mirá, mirá, no paro", le dice Javier, un argentino de 27 anos que hace 5 vive en Londres, a su pareja venezolana mientras duda entre secarse las lágrimas o revolear su remera en A rodar mi vida. Más allá, Soledad, una rosarina que estudia Marketing, asegura que jamás fue a un recital en la Argentina, pero que no dudó un segundo en comprar las entradas. "Es como sentirte en casa por unas horas", sostiene.

Para el final, y con el acople de diferentes ring tones que sonaban desde la platea, Páez cantó a capela Yo vengo a ofrecer mi corazón y desató otra ronda de carilinas. Ya en el camarín, poblado y con catering austero, definió a Ciudad.com sus sensaciones post show: "Si no disfrutás de esto, no entendés nada. Ojalá pueda volver". La misa ya era historia.

Fuente: www.ciudad.com.ar

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar