Fito es “un miembro mas del circo desesperado” puso en la maravillosa voz de Baglietto canciones que parecían captar el fulgor de cada instante de vida, con sus contradicciones, su tristeza y su emoción. Ahí lo tenés en el disco, en aquella obra maestra de “La vida es una moneda”, tomándole prestado el “solo se trata de vivir” a Litto, para dejar en claro que está todo por inventarse, que “el hombre está al borde del hombre”, que “la vida es una hoja en blanco” y hay que vivirla “con la idiotez y la cordura de todos los días”.
Que un pibe de dieciocho años, apenas salido de la casa del papá, demuestre tener la madurez y la claridad para decir estas cosas y además ponerle música, es apabullante. Pero eso no es todo. Hace dos años en el primer Cantarock de Baglietto, yo comentaba que no entendía como un pibe que en el 76´ terminaba la primaria había podido escribir el mas perfecto homenaje a los desaparecidos. ¿En que clase de país estamos, me preguntaba, si un pibe chico a la edad de enamorarse y vivir aventuras, está expresando este terror y ésta esperanza a pesar de todo?. No sé si recuerdan Tiempos Difíciles. Es aquella que habla de que no nos podrán ocultar tanta muerte porque “los sepultureros trabajaron mal, la carne se entierra pero hay ramificaciones que esta vivas y lo que es poco, están alertas”...”brindo por eso”, decía Fito, porque tarde o temprano “los cementerios de esta ciudad se iluminarán de infiernos para vengar” esas almas que no están, y después “llegarán trocitos de primavera”. Mucho antes del juicio a los “negreros de salón”, mucho antes de los N.N. y de la CONADEP, mucho antes de la propaganda, Fito estaba cantándole a la muerte y a la resurrección con mas fervor que los poetas y los periodistas políticos. Y no era más que un pendejo melenudo y desprolijo, un pibe de barrio al que “todavía lo emocionan ciertas cosas, que todavía tiene en mente cambiar algo”.
En está parte de la nota, Lernoud habla de los dos primeros discos de Fito, entrelazando las letras llega a una postura casi de alabanza a aquel veinteañero Páez.
Gracias Fito por estos rock and roles de la lucidez, y también gracias por no convertirte en un llorón de la amargura subdesarrollada ni un payador de mitin político. Estuviste bien cuando le esquivaste el bulto a la amargura y recibiste un shock eléctrico con García, aprendiste a demoler hoteles y formas caducas de comunicación.
Y de ahí salió el nuevo Páez, el que saca las rumbas de su piano, a pesar de las tres agujas que tiene en la cabeza, el tipo que sabe que hay que “cambiar para sentirse vivo” y que no es que ya no crea; “es que las cosas han cambiado un poco y es mi corazón el que decide”. El rosarino en Budapest, este “pobre indio de colonias” lanzado al mundo, siguió con sus “Giros, con su cielo y su estado de coma, , juntando información, imaginándose en otro lugar, queriendo ser otro”.
Ahí se dio cuenta que ese bandoneón , que parecía de otro tipo, era de él, y entonces siguió caminando igual, silbando un tango oxidado. Escúchenlo sonar y díganme si no es moderno muchachos de la new wave. Escúchenlo cantar y díganme si no es argentino, predicadores de la identidad caduca de los museos. Díganme si a pesar de que la voz no le alcanza para lo que tiene adentro, Fito no está cantando lo que nos pasa, es un torbellino de música e ideas.
Fito nos grita: “tengo una canción en la cabeza y no puedo parar”, tengo que inventar la vida “por que yo no tengo mapa en este mundo”. Este tipo que “viene a ofrecer su corazón”, en una canción estremecedora, sabe que “no es tan simple como abrir el pecho y sacar el alma”, aunque allí está la “luna de los pobres, siempre abierta” y entonces; “¿quién dijo que todo está perdido?”. Escucho este disco y se me pone la piel de gallina. ¿Cómo puede decir tan claramente “que a veces somos inhumanos y otras veces lo queremos ser”?. ¿Cómo puede ser que a los veintidós años ya sepa que somos “Narciso y Quasimodo” al mismo tiempo y quiera establecer contacto con “un acercamiento, una señal, un paso al frente; no existen palabras si uno manda lo que siente”
Y encima de todo, bancáte esa bagüala cantada con voz quebrada, ese grito ancestral con teclados electrónicos que canta el “apocalipsis de abajo, cuando el negro animal del trabajo suba en un rayo de luz, en un orgasmo popular que nunca se acabe, con esa gente de todos los lados que cargan con todo el dolor” de la injusticia del mundo. Esa bagüala feroz y emocionada en la que Fito puso su sueño de un día utópico en el que la vida pueda ser de todos.
¿Y ese tanguito extraño de los enamorados que “en el baño de un bar sellaron todo con un beso”?. Para qué voy a seguir intentando escribir sobre la música y las letras de este verdadero campeón argentino, si allí están los discos que hablan por sí solos.
Esos discos donde tira un cable a tierra para acercarse a nosotros, porque nos quiere pedir: “no creas que perdió sentido todo”, hay una vida por delante y es hermosa, con sus giros y su sangre, si la vivís tratando de crecer, y no de sentar cabeza.
1 comentario:
fito sos lo mas groso que hay, sos mi cable a tierra de siempre, gracias por tu musica, por tu risa que alumbra al sol, gracias porque mi mundo cabe en una cancion tuyaa! saludos, fuerza amigos de rosario y sta fe capital, todo se va a solucionar!! emiliano
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