25 de junio de 2007

FITO, UN GATO MÁS


Lejos de la mítica Cueva y de los convulsionados '60, de las melenas beat y de las madrugadas interminables, Los Gatos reaparecieron en un nuevo milenio y en plena Plaza Cívica de Rosario. Cuatro de los integrantes originales de la banda fundacional del rock argentino se reunieron para celebrar el 40ø aniversario del disco que abrió el juego a más de una generación de músicos. Aquel single que hizo naufragar a La Balsa y vendió 200 mil copias, fue celebrado con un recital que reunió a más de 10 mil personas. Sólo fue el puntapié inicial. Ahora llegará el tiempo de la reedición de grabaciones originales, un DVD, un libro y una gira con más de 30 conciertos que llevarán su música por todo el país. Los padres del rock local vuelven a vagabundear juntos, como si fuera ayer nomás.
Litto Nebbia, Ciro Fogliatta, Gaetano Kay Galiffi y Alfredo Toth cruzaron de nuevo sus caminos. Al igual que hace cuatro décadas cuando, junto con el fallecido Oscar Moro en batería, fueron protagonistas de la génesis del rock de autor en español por estas latitudes. Esta vez, Los Gatos contaron con dos bateristas insignes de la escena local: Rodolfo García, ex Almendra, y Daniel Colombres.
El sábado, en el frío atardecer rosarino, con varios invitados al festejo —antes tocaron Franco Luciani, Fabián Gallardo, Coki & The Killer Burritos y la Trova Rosarina—, y Fito Páez como complemento de lujo en algunos pasajes, Los Gatos volvieron al escenario y se despacharon con 18 canciones de ésas que atravesaron el tiempo y nutrieron los sonidos del presente. No faltaron La chica del paraguas, Sólo seremos amigos, Rock de la mujer perdida o El rey lloró.
Desde el arranque, con Lágrimas de María, sin discurso ni saludo mediante, pusieron la canción como bandera. Los disfrutó un público de todas las generaciones: abuelas bailando con sus nietas, adolescentes saltando y jóvenes de sesenta años emocionados. Las tres pantallas gigantes que rodeaban el escenario, los amplificadores y las fotos obtenidas desde los celulares, evidenciaban el paso de un tiempo que desaparecía al sonar la banda.
"Estamos muy contentos de que nuestra primera actuación de esta aventura-celebración sea en nuestra ciudad", dijo Nebbia, al cierre de Ayer nomás, ya con varios temas sobre las tablas. "Vamos a hacerle un guiño al destino y por un momento volveremos a ser Litto, Moro, Ciro, Kay y Alfredo", anunció Fogliatta para invitar a Juancito Moro —hijo de Oscar, al que Nebbia recordó como un "hermano y amigo irremplazable"— a sentarse ante la batería para tocar Viento dile a la lluvia.
Para el cierre se sumó Fito, en No te caigas campeón, de Lalo de los Santos, y la mítica La Balsa. Nadie pudo resistir al baile. Los padres del rock en castellano están de regreso. Con la fuerza de siempre. Eternos.

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Spinetta por Aznar

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito

Pedro Aznar