3 de noviembre de 2011

La tercera noche de Charly García


El cantante terminó la primera serie de recitales para celebrar sus 60 años

Absolutamente todas las butacas están ocupadas. El ojo que todo lo ve (rojo como el de Mordor pero con voz robotizada, a lo Odisea en el espacio ) se prende y se apaga, habla, dirige y anuncia al show, como ya lo hizo en los otros dos conciertos. El, el único, el ser que tiene más vidas que un gato y la posesión de un oído absoluto sale a escena. A partir de ese momento, el viaje va a tener todos los matices posibles: desde una base tanguera hasta un abrupto funk, todo va a estar contenido, en éste, el tercer repertorio intitulado El ángel vigía, que García armó para festejar sus 60 octubres.
Con un comienzo tímido y más instrumental, y un vestuario que podría ser el del Capitán América (calzas rojas de lycra, donde sus piernas flacas serán protagonistas), Charly canta y, a pesar de que la suave voz que hipnotizaba en los 80 no es la misma, las más de tres mil personas que están ahí enloquecen, se dejan seducir, acompañan. Es como si todos los años que separan a "Plateado sobre plateado" de la actualidad no existieran, como si Charly la hubiese escrito ayer. Todo irá in crescendo , desde el lugar que ocupa la banda hasta la confianza que García va a tener, tanto en lo vocal como en los movimientos. Empieza algo tosco, camina por el escenario, no del todo seguro. Pero eso irá cambiando; y junto al sonido que se convertirá en eje central -The Prostitution es una banda más que acertada para acompañarlo- Charly llegará al clímax con "Desarma y sangra", en la que su don pianístico se amalgamará con el violín de Cristine Breves y convertirán al teatro en una sola voz. Pero antes de eso, Samalea le pondrá su magia al vibrafón y temas como "Popotitos", "Rap del exilio" y "Deberías saber por qué" (donde García dirá: "Siento que es la primera vez que la gente entiende este tema") se sucederán. En cada mínimo hueco, un "genio de la humanidad" saldrá de la boca de algún que otro fan, que como todos los otros no podrá salir de la ensoñación, incluso después de terminado el recital. Habrá lugar también para críticas y chistes, hablará del entretenimiento vacío (Tinelli) y de Celeste Cid (antes de "Asesíname" hará referencia a la clínica de rehabilitación donde ambos estuvieron internados). Y, claro está, Charly tendrá ese momento, donde la banda estallará con "Cerca de la revolución", y él, como en sus mejores y peores momentos, va a tirar el micrófono, se va a parar en uno de los costados del escenario y se va a bajar las calzas rojas para mostrar por un microsegundo su parte de atrás.

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