POR: Adrián Iaies
SIENTO por Fito Páez afecto personal. Las veces que lo he tratado ha sido muy amable y es alguien que hace de la elegancia un valor. Ha sido un gran anfitrión cuando me invitó a compartir su escenario. Siento por él respeto profesional y la misma admiración que siento por todo aquel que es capaz de componer una canción perfecta. Y, sobre todo, siento gratitud. He tocado y grabado algunas de sus canciones y eso ha mejorado mi calidad de vida, tanto como lo hicieron el Cuchi Leguizamón, García, Spinetta, Troilo, Monk y tantos otros.
Esos sentimientos que tengo por Fito no están en juego ni en discusión ni son plausibles de ser modificados, aun cuando Fito me confirmase que también sintió asco por mí, dado que yo voté a Macri. Lejos de la carnicería que se ha instalado alrededor de su figura, mi pensamiento va por otro lado. Fito es otra víctima más que se cobra la espiral de violencia a la que la dialéctica nefasta del Gobierno -que consiste en "o se apoya el modelo a pie juntillas o se es un fascista reaccionario"- contribuyó a crear.
Si lo que dijo Fito lo hubiese pronunciado algún funcionario de los que diariamente se ocupan de insultar y descalificar, esos dichos no habrían tenido mayor trascendencia. Ya estamos acostumbrados al desprecio y la arrogancia. Además, esos funcionarios tienen fecha de vencimiento. Pero Fito no caduca. Es para siempre y es de todos. La obra de Fito está en el mismo lugar sagrado de aquellas producciones culturales y artísticas de las que podemos sentirnos orgullosos. Como las de Piazzolla, Spinetta, Ariel Ramírez, Torre Nilson, Saer, Sabato, Castagnino, Tato Bores, Jorge Guinzburg, la Negra Sosa y tantos otros.
Que alguien inteligente, lúcido y talentoso haya caído en ese exabrupto habla del clima de exasperación que nos inunda y que nos pone a todos al borde del mismo error que llevó a Fito, un tipo siempre apasionado, a expresarse de ese modo tan desafortunado. Esa dialéctica nefasta ha convertido a la Argentina en un territorio dividido con un alambrado. A cada lado, un gueto diferente. Como si la única medida de todas las cosas fuera apoyar o no al modelo.
Y, la verdad, para mí, Cristina no es tan importante. Como no lo son Macri, Filmus, Carrió, Alfonsín ni cualquiera de los políticos que, se supone, aparecen en nuestras vidas de gente común para mejorarlas y ser nuestros servidores. Hacen su tarea, con mayor o menor acierto, y luego se van. Nadie es imprescindible. Me niego a privarme del afecto con gente muy querida, simplemente porque yo no comulgue con "el modelo".
Las convicciones políticas e ideológicas forman parte de nuestra intimidad. Casi como nuestras preferencias sexuales. No creo que este modelo sea progresista, pero no viene al caso exponer mis argumentos. Lo que urge es parar con esta espiral de violencia.
Es violento pensar que es fascista, reaccionario y conformista ese mismo electorado que, por ejemplo, en el 95 le dio la espalda al ahora aliado del Gobierno Carlos Menem cuando arrasó en el resto del país extorsionándonos a todos con el lamentable "voto cuota" y otras miserias.
La confirmación más contundente de lo reflexivo del voto de los porteños es que la mitad de los votantes de Filmus le dijeron que no a Cabandié (candidato más fogoneado que el propio aspirante a jefe de gobierno) y tomaron opciones quizá más progresistas, como las de Ibarra o Cerrutti. Que el cuarto sea oscuro no significa que uno vaya con los ojos cerrados.
Y es insultar la inteligencia (tanto la nuestra como la suya propia) pensar que se puede perder por veinte puntos sólo por un "error en la comunicación". Es como ir a cenar con una mujer que te gusta con mal aliento, las uñas sucias, comer con la boca abierta y hablar toda la noche de uno mismo y de las propias hazañas y luego pensar que te rechazó en seco porque no entendió tu declaración de amor?
No quiero ser autorreferencial, pero debo decir que he vivido algunos de los momentos más emocionantes y movilizadores de mi carrera compartiendo escenario con Liliana Herrero, en las épocas del dúo. Liliana piensa, en términos políticos e ideológicos, muy diferente de mí. Sin embargo, nosotros encontramos un territorio sagrado de comunicación y de comunión que nos permitió un diálogo enriquecedor para ambos y, creo, le regaló un buen momento al público que nos seguía.
La sociedad argentina, que en los últimos veinte años ha sufrido una degradación cultural de la que recién ahora estamos tomando nota, tiene la obligación de encontrar esos territorios sagrados de consenso y de diálogo. Y quien ocupa el poder tiene la responsabilidad de conducir a esa sociedad en esa dirección.
El planteo de Fito no resiste análisis. ¿Qué hacemos con aquel votante de Macri que en la nacional vote a Cristina? ¿Debemos sentir asco ahora y respeto luego? ¿Qué hacemos con el desprevenido votante a favor del Gobierno que siempre sintió asco por Menem y ahora se desayuna con que es un aliado? ¿Qué hace aquel votante de Macri que ha crecido con temas de Fito, que fue a sus conciertos y compró sus discos y ahora se entera de que Fito lo desprecia?
Todo esto es una locura de la que Fito es la primera víctima y el primero a quién hay que proteger. Soy pianista. Tuve la fortuna de llenarme los dedos de música tocando "Yo vengo a ofrecer mi corazón" o "Cable a tierra", entre tantos otros temas. Cualquiera de esas canciones vale mucho más que el texto cuestionado y tiene perdurabilidad y vigencia aseguradas.
León dijo "la cultura es la sonrisa". Eso es lo que hay que recuperar: la sonrisa, la elegancia y el sentido común. Relajarse un poco. Si el texto de Fito sirve para ayudarnos a reflexionar y tomar conciencia del nivel de canibalismo que nos habita, entonces no sólo su música habrá sido una contribución a la mejora de nuestra calidad de vida. © La Nacion
Impecable! coincido plenamente con Adrian Iaies
ResponderBorrarLamentable PENDEJO...Que poca resistencia a las palabras de un GRANDE...Ni vale clasificar tu articulo...Dedicate a desarrollar la critica de Vrgas Llosa...de la Carrio...y si de autocracias estas "agotado" ....capitaliza tu tiempo en leer historia
ResponderBorrarQu boludo iaes como vas a votar a macri ! sos tan bruto como buen pianista
ResponderBorrarComo No Argentina que soy, veo claro que el problema no es qué opine Fito o quién vota a Mauricio Macri,es el odio y la arrogancia que se tienen unos a otros, cuando voy allí lo noto, es palpable en la calle cada día, en el subte y en asados.Eso sí me da asco.
ResponderBorrarMientras no os respetéis, la democracia no existe.
No es la primera vez que declaro que Páez es desafortunado en sus declaraciones políticas, no se expresa bien, es incongruente que te de asco la élite si tú supuestamente has vivido en Recoleta con desahogo.
Los políticos no tienen nada que hacer, la política empieza en la calle y mientras se odien unos a otros con ínfulas clasistas, no van a crecer.
Un saludo y ánimo, en Argentina queda todo por hacer, empezando por todo, por la posición que ocupa la mujer, el machismo, la falta de obra social, le falta a todo una vuelta.
Opinar, es gratis y aviva un fuego inútil, los de abajo odian a los de arriba y los de arriba odian a los de abajo…Qué pena.
HM
Es lo mejor que he leído sobre el tema desde el mismo 11 de julio en que se publicó la carta en Página 12. Es tan aliviador saber que hay gente asi y que uno no está solo en medio de tanta locura. Capo Adrián, por lo que dice, por cómo lo dice, por el coraje para decirlo ante tanto artista estereotipado que repite el rollo de siempre.
ResponderBorrar